La noche es una estrella en tu cucharilla y la mañana es un puñal en tu sien. En medio no hay nada.
Luego la mirada perdida, la ansiedad, los gritos. No volveré, escaparé de ti. Podré hacerlo.
Y cuando crees que has huido, la noche más negra vuelve tu cuerpo a través de un pinchazo en el brazo.